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19 de junio de 2024, 4:00 AM
19 de junio de 2024, 4:00 AM


Ensayando torpemente un ritmo de saya sobre la que parecía ser azotea de un edificio, el ministro de Obras Públicas, Édgar Montaño, consideró que era la mejor manera de festejar que los dirigentes del transporte pesado nacional dejaran sin efecto un bloqueo de carreteras, después de una prolongada reunión en la que incluso tomó parte el presidente Luis Arce para atender sus demandas. La payasada hizo llover una andanada de críticas sobre él que, rápidamente, procedió a retirar el video que se hizo viral en las redes sociales. A modo de justificar su bailecito dijo que su intención era “transmitir un mensaje positivo sobre el beneficio para el pueblo boliviano”, tras la suspensión de la medida de protesta.

No es la primera vez, -ojalá que sea la última-, que el ministro Montaño incurre en bellacadas cuando un país en crisis espera seriedad, idoneidad y rectitud de funcionarios del Estado que como él, además, viven a sus costillas cómodamente. Todavía se lo recuerda enfundado en un poncho de plástico y al frente de una turba armada de garrotes y petardos, tratando de desarticular unas protestas ciudadanas realizadas en 2022 en la capital cruceña. O el primero de mayo del mismo año en Oruro cuando se presentó en el desfile por el Día del Trabajo como ‘comandante’ de los ‘guerreros azules’ que reclutó y entrenó entre funcionarios públicos. Montaño debe saber que las medidas de fuerza son atribuciones exclusivas de la Policía y de las FFAA contempladas en la CPE y que su investidura demanda guardarle un mínimo de respeto.


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